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Arte primitivo de los cristianos, cuyas primeras muestras se advierten ya en la clandestinidad de las catacumbas, durante las persecuciones romanas contra los seguidores del Crucificado.
Estrictamente hablando no es arte autónomo por las formas sino por las figuras. Los cristianos son miembros de comunidades integradas en las culturas locales. Son usadas por ellos para grabar sus motivos y recuerdos originales.
Del siglo II quedan algunos restos funerarios, en las catacumbas o cementerios subterráneos, que a veces fueron clandestinos. Como estilo y expresión sólo cuajó en el siglo IV. En las catacumbas aparecen sarcófagos, pinturas murales, alguna cerámica con simbología eucarística, algunos restos de mosaicos, si bien hasta el siglo IV son muy pocos los restos existentes.
La iglesia paleocristiana más arcaica conservada parece ser la de Dura Europos, en Mesopotamia, tal vez fechable entre el 232 y el 256. Del siglo IV, tiempo constantiniano, ya quedan restos en Palestina o en Roma de templos edificados al amparo del llamado Edicto de Milán del 323 y del incremento de la población cristiana en Oriente y en Occidente.
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